El gas fósil no es transición, es retraso: América Latina exige una verdadera transición energética

Desde México hasta la Patagonia, los ecosistemas de América Latina están siendo devastados por la expansión del gas fósil. Bajo la falsa etiqueta de “energía de transición”, este combustible está poniendo en riesgo la salud de las personas, la estabilidad del clima y los derechos de las comunidades.

El gas fósil: una trampa disfrazada de transición

El gas, mal llamado “natural”, es un combustible fósil que emite grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) y metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el CO₂. Su explotación y transporte contaminan el aire, el agua y el suelo, y perpetúan nuestra dependencia de energías fósiles.

En América Latina, los impactos son visibles y dolorosos:

  • En Vaca Muerta, Argentina, la fractura hidráulica contamina el aire y los acuíferos.
  • En Sonora, México, el gasoducto Saguaro amenaza al Golfo de California, conocido como “el acuario del mundo”, y a las comunidades costeras.
  • En la Amazonía ecuatoriana, la quema de gas en mecheros ha provocado graves daños a la salud de las poblaciones indígenas, llevando incluso a una demanda ganada por un grupo de niñas en defensa de su derecho a un ambiente sano.

La COP30 debe poner al centro a las personas y al clima, no al gas fósil

La próxima Cumbre Climática de la ONU (COP30), que se celebrará en Belém do Pará, Brasil, puede marcar un punto de inflexión. El mundo necesita un acuerdo que deje de llamar al gas fósil “energía de transición” y que trace un camino claro hacia las energías renovables.

El párrafo 29 del Balance Global (Global Stocktake) ha generado confusión al sugerir que algunos combustibles fósiles podrían facilitar la transición energética. En realidad, esto contradice la ciencia, la salud pública y los derechos humanos.

La verdadera transición energética debe significar cero nuevas inversiones en gas fósil y una salida justa y ordenada de todos los combustibles fósiles.

Cada nuevo proyecto de gas no solo retrasa la acción climática, sino que genera activos varados, infraestructura costosa y obsoleta antes de recuperar su inversión, y profundiza la deuda ecológica de América Latina.

La ciencia es clara

La Agencia Internacional de Energía (IEA) advierte que los combustibles fósiles deben reducirse a un 5% del suministro energético global para 2050.

La relatora especial de la ONU sobre cambio climático y derechos humanos, Elisa Morguera, lo resume así:

“La mayoría de las reservas probadas de petróleo y gas deben permanecer sin extraer. Cada nueva autorización para explotar gas fósil nos aleja del objetivo climático.”

Continuar con el gas fósil es perpetuar modelos de desigualdad que benefician a unos pocos y condenan a las comunidades más vulnerables. En cambio, América Latina cuenta con recursos renovables, sol, viento, biomasa,capaces de garantizar seguridad energética y bienestar social.

Uruguay es el mejor ejemplo: hoy el 98% de su electricidad proviene de energías renovables. La región puede y debe seguir ese camino.

Arte para un futuro renovable y justo

Desde The Climate Reality Project América Latina alzamos la voz: El gas fósil no es transición, es retraso.

En el marco del Día Internacional contra el Cambio Climático lanzamos la movilización digital: #ElGasFósilNoEsTransiciónEsRetraso para visibilizar que el gas fósil no puede formar parte de la solución climática. Cada nuevo proyecto libera metano, destruye ecosistemas, pone en riesgo la salud de las personas e impone inversiones que retrasan la verdadera transición.

Este 24 de octubre únete a nosotros y ayúdanos a exigir colectivamente:

  • Que el gas fósil sea excluido del concepto de “energía de transición”
  • Que los países apuesten por energías renovables
  • Que la salud, la justicia y la vida estén por encima de los intereses fósiles

Postal: Sofía Probert.

¡Comparte, inspira , activa el cambio!