Cuadernos de estudio- No.1
Por: Josué Fernández Araya
Las emisiones antropogénicas netas totales de gases efecto invernadero (GEI) han presentado un constante aumento durante la última década, siendo más altas que en cualquier otro decenio. Frente a este escenario es que la mitigación, entendida como los esfuerzos para prevenir o reducir las emisiones de GEI, toma un rol protagónico en el marco de las negociaciones climáticas, a fin de elevar la ambición de los Estados.
Para comprender a mayor profundidad la mitigación, este cuaderno de estudio pretende hacer en primera instancia un rápido análisis sobre la situación actual de la mitigación, así como un breve resumen de los datos más relevantes que ofrece el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), para posteriormente analizar el estado de las negociaciones posteriores a Bonn y en miras a la Conferencia de las Partes (COP), que tendrá lugar en Sharm El-Sheikh, Egipto para su vigésimo séptima edición.
¿Cómo estamos?
Desde el año de 1990 hasta la actualidad las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y GEI han aumentado considerablemente, particularmente aquellas provenientes de la industria y de los combustibles fósiles. La excepción fue una caída sin precedentes del 5.4% en el corte del año 2020, favorecida especialmente por las cuarentenas de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, las emisiones mundiales ya están volviendo a los niveles pre pandemia y las concentraciones de GEI en la atmósfera continúan aumentando.
En ese sentido, al hablar de emisiones de GEI, es menester señalar que el grueso de las mismas proviene de las regiones de Norteamérica, Asia del Este y Europa, particularmente de aquellos países catalogados como desarrollados. No obstante, la diferencia de estos con los países en desarrollo constantemente se ha venido acortando.
Ahora bien, el principal instrumento con el que los Estados han hecho frente a la reducción de las emisiones y al alcance de todos los objetivos propuestos en el Acuerdo de París, son las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Éstas nacen en el artículo 4.2 del Acuerdo de París y en el artículo 4.3 establecen que las mismas deben ser el máximo nivel de ambición posible de todos los países, los cuales mediante ciclos de ambición de cinco años plantean los esfuerzos para reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático.
No obstante, las emisiones globales asociadas a una real implementación de las NDC anunciadas ante la COP26, harían probable que el calentamiento global supere los 1,5°C durante el siglo XXI. Esto indica que el limitar el calentamiento a menos de 2°C dependerá entonces de una aceleración rápida de los esfuerzos que se realicen en pro de la mitigación y de la consecución de las NDC, las cuales se prevé no se alcancen y el resultado sean emisiones globales de GEI más altas de las implícitas en las NDC.
La voz de la ciencia: el informe del IPCC
El más reciente informe del IPCC en torno a la mitigación es esclarecedor en señalar que las emisiones antropogénicas netas totales de GEI fueron un 12% mayores en el año 2019 en comparación al 2010, y un 54% respecto al 2020, siendo los mayores aumentos registrados en el plazo de una década.
Asimismo, el informe no es omiso en señalar que el grueso de estas emisiones provienen de los países desarrollados. Sin embargo, aún y cuando los países menos adelantados (PMA) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), de los cuales forman parte algunas de nuestras naciones latinoamericanas, contribuyen solamente un 0,4% y 0,5% respectivamente del histórico acumulado de emisiones entre los años de 1850-2019, no podemos dejar los esfuerzos de mitigar solamente de un lado de la balanza.
Los países latinoamericanos y en general los países en desarrollo han emulado en parte el modelo de desarrollo económico de los países del Norte Global. Sin embargo, uno de las observaciones más significativas del Panel de Expertos es señalar que la erradicación de la pobreza extrema, las necesidades energéticas y la provisión de niveles de vida decentes para todas las personas en las distintas regiones del planeta en el contexto de la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible, en el corto plazo, se puede lograr sin un crecimiento significativo de las emisiones globales.
Así las cosas, la reducción de las emisiones de GEI en el corto plazo es esencial para alcanzar la sostenibilidad deseada. Para esto el Informe señala que el despliegue de fuentes de energía de bajas emisiones es una necesidad primaria, así como, el cambio a fuentes de energías alternativas y el uso eficiente de las mismas.
Sin embargo, la acción principal debe ser una reducción sustancial en el uso general de los combustibles fósiles en el corto plazo y total en el mediano plazo. En esta consideración la ciencia es clara, las emisiones de CO2 futuras proyectadas por la vida útil de la infraestructura de combustibles fósiles existente y planificada, sin una reducción adicional, exceden las emisiones netas acumuladas totales de CO2 necesarias para limitar el calentamiento a 1,5°C y son aproximadamente iguales a las emisiones netas acumuladas totales que limitan el calentamiento a 2°C.
Bonn: negociaciones a la mitad del camino
En la COP26 bajo la presidencia del Reino Unido se firmó el Pacto de Glasgow para el clima, en este documento en materia de mitigación se decidió establecer un programa de trabajo para la necesidad urgente de recortar emisiones de la forma más ambiciosa en esta década, para así evitar un calentamiento de más de 1,5°C. Junto a este, los temas de reportar gases distintos al CO2 (como el metano) , la reducción del uso del carbón y la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles encabezaron las negociaciones.
Respecto al programa de trabajo, principal tema tratado sobre la mesa de mitigación en Bonn, es menester señalar que este tiene como objetivo aumentar la ambición de los compromisos existentes y mejorar su implementación. Y aunque no se avanzó en mayor medida al respecto, se espera que en la COP27 se redacte y adopte una decisión formal.
Ahora bien, este programa a pesar de sus similitudes no es un inventario global más, aunque si bien recopila información para informar a las NDC, este programa también se enfoca en mejorar los compromisos actuales, con un especial énfasis en aquellos que cubren el período hasta el 2030. Y si bien naturalmente los temas polémicos fueron la duración del programa de trabajo, las instituciones involucradas y los temas prioritarios a cubrir, fueron otros aspectos los que trabaron su avance.
Las disputas surgieron en Bonn entre los mayores emisores del mundo y principalmente a la hora de asignar quien debe asumir la carga de los objetivos más difíciles, separando las NDC y “las acciones concretas de los principales emisores del mundo con capacidades”.
Esto último separó la discusión entre países liderados por Estados Unidos para incorporar los principales emisores sin distinción, para que países como China asuman una mayor responsabilidad antes del 2030 en la reducción de los GEI. Y por otro lado, el Grupo de Países en Desarrollo con Ideas Afines (LMDC, por sus siglas en inglés), que incluye a China, India, Arabia Saudi y el Grupo Árabe, se opusieron y procuraron mantener el concepto de principales emisores del mundo con capacidades.
Otra disputa surgió de los objetivos a ser cubiertos. La Unión Europea presionó para que este programa se centre en áreas claves de la economía, como lo es la eliminación del carbón (phase-out) y el fin de la deforestación. Sin embargo, las partes de los países en desarrollo se opusieron a esto, temiendo que los resultados del programa supongan una carga adicional para sus economías.
En fin, los avances para el programa no fueron los esperados, y será en la próxima COP27 que las negociaciones se retomen. Se espera la convocatoria entonces de un taller técnico para que los países remitan sus propuestas al programa previo a la COP, y que estas sean el marco de trabajo en Egipto.
Reflexiones desde América Latina
Nuestra región latinoamericana juega un rol trascendental en la mitigación. Países como Brasil y México no solamente se encuentran entre los más poblados, sino además entre los principales emisores de GEI. Siendo las emisiones latinoamericanas altamente marcadas por la participación de la deforestación, particularmente por aquella que se da actualmente en la cuenca del Amazonas.
Es en esta línea que, para alcanzar las metas de mitigación al cambio climático, las autoridades de la región deberán adoptar una estrategia centrada en aumentar la eficiencia energética y el uso de las energías renovables. Asimismo, reducir las emisiones del transporte que es uno de los principales focos contaminantes de las ciudades latinoamericanas, a la vez que se desarrolla una agricultura sostenible y resiliente, de la mano de la restauración y protección de los bosques.
A estos esfuerzos, se debe sumar un liderazgo latinoamericano por aumentar la ambición climática, con el fin de mantener la temperatura por debajo de los 1.5°C. Para lo cual, es necesario que como humanidad reduzcamos las emisiones absolutas a 2030 en un 45%, sin embargo, los más recientes informes dicen que lejos de reducir estamos aumentando un 15,9%.
Ahora bien, la ambición manifestada por los países en sus compromisos y en las negociaciones, debe traducirse necesariamente en acciones puntuales. Estados Unidos y la Unión Europea se han propuesto ser carbono neutro al 2050, Brasil ha pactado la misma fecha pero con algunas condiciones, China espera alcanzar esta meta en el 2060 e India ha fijado el 2070 para dicha neutralidad. No obstante, estas metas de carbono neutralidad no se alinean ni reflejan en las reducciones plasmadas en las NDC, siendo así que los datos no se conectan con la narrativa política.
Las próximas negociaciones son vitales para elevar la ambición, la cual deberá reflejarse en las próximas NDC, mismas que se presentarán en el año 2023. En ese sentido, el programa de trabajo para la presente década, sin lugar a dudas, deberá representar el principal hito de esta COP27 y sus negociaciones serán un aspecto a seguir.
La literatura y la ciencia son concisas en manifestar que el beneficio económico global de limitar el calentamiento supera el costo de la mitigación, el momento de actuar es ahora, y las decisiones importantes se deben tomar ahora, la COP27 es el marco para que la ambición de los estados se refleje en la narrativa, en las acciones y en sus compromisos.